Por qué nos da miedo invertir y cómo superarlo

Educación financiera
por Amparo Simón
15 de diciembre, 2020

Invertir está al alcance de cualquiera con ahorros. Antes era más complicado, pero ahora la tecnología lo ha puesto en bandeja. Entonces, si es tan fácil, ¿por qué sigue asustando a muchos? Por cuestiones psicológicas fáciles de superar.

Qué nos asusta

Los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversy (dos de los padres de la economía conductual o behavioral finance) definieron en 1972 el concepto de sesgo cognitivo. Así demostraron cómo nos influyen las emociones a la hora de tomar decisiones haciendo que NO escojamos las opciones más favorables a nuestros intereses.

Hay distintos sesgos cognitivos, similares a las ilusiones ópticas como cuando uno está en el desierto, que nos afectan en todos los ámbitos de nuestra vida, incluidas nuestras decisiones financieras. Estos sesgos cognitivos se producen imperceptiblemente y sin que seamos capaces de distinguirlos. Hay dos posibilidades que nos ayudan a reducirlos.

  • Formación y experiencia: Aprendiendo cómo funcionan los mercados y sus movimientos podemos tener una mayor tolerancia en los momentos de mayor tensión que evitan que sobreactuemos. Por ejemplo, si a una persona le da miedo volar y hace un programa `anti-miedo´ y en el que le explican el funcionamiento de los aviones, las estadísticas de accidentes y las comparan con los accidentes de tráfico entre otras muchas cosas, superará en gran medida, su miedo a volar.
  • Autoconciencia: Una forma de darnos cuenta en cómo nos perjudican las emociones es fijándonos en cómo reaccionan otras personas en situaciones adversas. Porque, a veces, es más fácil darse cuenta de los errores ajenos que de los propios.

Vamos a fijarnos en tres sesgos cognitivos y cómo influyen en nuestra resistencia psicológica a invertir:

1.- Sesgo de la aversión a la pérdida

Perder nos afecta mucho más que ganar. Concretamente, perder nos afecta 2,25 veces más que ganar lo mismo. Si vamos por la calle y nos encontramos un billete de 50 euros nos alegramos, pero si llegamos a casa y descubrimos que en nuestra cartera faltan 50 euros nos duele más.

El miedo a perder el dinero en una inversión hace que muchas personas no se decidan a invertir, pese a que hay factores empíricos que demuestran que deberían hacer lo contrario:

  • Inflación

Si por miedo a invertir dejas tus ahorros en el banco vas a perder poder adquisitivo. La inflación se irá comiendo poco a poco tu dinero si no haces nada con él.

Concretamente, podrías llegar a perder un 35% en poder adquisitivo en 10 años, si se estima que hay una inflación anual del 3%. Todo esto sin contar los impuestos sobre los rendimientos.

  • Historia:

Las estadísticas nos muestran que los mercados caen de forma esporádica, pero siempre se recuperan y con el tiempo siguen subiendo.

Fíjate en el histograma de abajo. Muestra las rentabilidades anuales del índice de referencia S&P 500 del mercado americano desde 1825. Ahí se ve claramente que hay muchos más años con rentabilidades positivas que negativas.

La columna más alta es la que suma los años en los que la bolsa americana tuvo un resultado del 0% al 10%, le sigue en altura la que suma los años en los que su resultado fue del 10% al 20%. Las dos suman muchos más años que los que muestra la columna con caídas del 0% al 10%.

Hay también años con grandes caídas, como la de 2008, pero, en general, son mucho mayores las subidas extremas y ocurren muchas más veces que las caídas extremas.

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  • Tiempo vs volatilidad

Son muchas las personas que no invierten por miedo al riesgo, a perder su dinero si no escogen bien o si se dan casos extraordinarios como es la Covid-19. El punto de arriba nos demuestra que el mercado puede caer puntualmente, pero siempre se recupera, si tenemos tiempo para esperar. Es decir, la solución ante la volatilidad de una inversión es el tiempo y la diversificación. No es tan importante el momento de entrada sino cuánto tiempo estamos invertidos.

Este artículo de Vanguard, el mayor gestor de fondos de inversión del mundo, apunta cómo la historia reciente ha demostrado que si inviertes en la bolsa durante solo un año la probabilidad de perder es más de un 25%, pero si permaneces invertido durante 10 años esa probabilidad baja al 4% y si lo haces durante 20 años queda en 0%.

Además, si cada año sacas tus ganancias, tu balance nunca crecerá, pero si dejas tu dinero tranquilo invertido, fíjate en lo que puede pasar. El gráfico de abajo nos muestra cómo evolucionan tus ganancias anuales sobre tu inversión inicial (verde) y cuánto más puedes ganar si las dejas invertidas (lila):

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La ilustración de arriba no tiene en cuenta la inflación y no representa a ninguna inversión específica. Asume una inversión hipotética de 10.000 dólares con un retorno anual del 6%.

2.- Sesgo del efecto ancla

Damos más peso a la primera información que recibimos. Las marcas y tiendas lo saben y lo utilizan para determinar el precio de su producto. Una vez establecido pueden aplicar un descuento y nosotros asimilamos que nos estamos llevando un chollo.

En finanzas, pasa lo mismo. Si la primera información que recibimos sobre inversiones es que es un mundo complicado y elitista, nos costará deshacernos del estereotipo pese a que la realidad nos demuestre que entendemos más de lo que creemos.

La ‘Encuesta de Competencias Financieras’ (2016) de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Banco de España, dentro de su Plan de Educación Financiera, nos cuenta cuánto sabemos de finanzas. Ahí nos revela que más de la mitad de la población (58%) sabe lo que es la inflación y también son muchos los que conocen el tipo de interés compuesto (46%) y la diversificación del riesgo (49%).

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3.- Sesgo de confirmación

Buscamos siempre informaciones y fuentes que confirmen nuestra opinión y obviamos o ni siquiera buscamos informes críticos.

Si estás decidido a quedarte anclado en el miedo a invertir, lo más seguro es que no termines de leer este post o intentes olvidarlo si llegas hasta el final. Te recomendamos que sigas, solo por curiosidad.

Cómo superarlo

Las decisiones que tomamos en base a nuestros sesgos cognitivos no son racionales, por eso, la mejor arma para tenerlos bajo control es la información y la formación.

Ante el miedo a invertir lo que convencen son los datos. Fíjate en la curva ascendente del gráfico de abajo que muestra la evolución del S&P 500 desde 1927.

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Incluso cuando vivimos tiempos complejos como los que estamos atravesando este año por la inestabilidad económica provocada por la Covid-19, debemos aprender a mantener la cabeza fría. Porque los mercados caen de vez en cuando, pero a largo plazo crecen por encima del Producto Interior Bruto (PIB) mundial.

En el gráfico de abajo vemos la historia de la bolsa americana durante los últimos 40 años. Cada año ha registrado pérdidas puntuales (los puntos rojos del gráfico). Pero en todos los casos, el resultado final está por encima del nivel máximo de caída que, probablemente, coincidió con los meses en los que muchos inversores salieron del mercado atemorizados o desorientados.

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Todos estos datos toman sentido cuando sabemos dónde nos estamos metiendo, cuando nos formamos. Ahí es cuando perdemos realmente el miedo, porque ese mundo desconocido de las finanzas deja de ser un jeroglífico y se convierte en una herramienta más para ahorrar y hacer crecer nuestro dinero.

¿Tienes alguna duda? Pulsa aquí y pregúntanos.

La información difundida en este blog tiene una finalidad únicamente divulgativa. Cada persona es responsable de su política de inversión y Finletic no asume ninguna responsabilidad sobre sus acciones. La información está actualizada de acuerdo a la fecha que indica cada artículo.

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