Por qué debes escoger inversiones estables vs volátiles
Cuando se invierte a largo plazo se tiende a escoger inversiones volátiles porque se cree que su inestabilidad se regula con el tiempo y se consiguen mayores rentabilidades. ¿Y si no fuera así? Aquí abajo te demostramos cómo, a largo plazo, las inversiones estables pueden llegar a ser más rentables que las volátiles.
La recuperación tras la caída
Hay que partir de un principio: cuando el mercado cae, nuestra cartera debe recuperar un mayor porcentaje para llegar de nuevo al punto inicial. Es decir, la rentabilidad perdida y la rentabilidad necesaria para recuperarnos no son simétricas. Por ejemplo, si nuestras inversiones pierden un 50% de su valoración, deberán duplicar su valor para volver a su punto de partida, es decir, deberán revalorizarse un 100%. Esto afecta a la eficiencia del interés compuesto, como ya comentamos aquí.
En la tabla inferior se muestran diferentes niveles de caídas para una inversión con una valoración inicial de 100.000 euros y cuánto debería revalorizarse para volver a su punto de partida.
Por ejemplo, en la primera línea vemos que tras una caída de un -1%, dato de la primera columna, o 1.000 €, dato que puedes encontrar en la segunda, el valor de nuestra inversión cae hasta los 99.000 €, dato que puedes observar en la tercera columna. Seguidamente, se calcula qué rentabilidad es necesaria para que nuestra inversión vuelva a tener un valor de 100.000 €, es decir, el valor inicial antes de que se hubiese producido la caída. Esto nos arroja un porcentaje de +1,01%, Finalmente, en la última columna, se calcula el esfuerzo necesario tras la caída para volver al punto inicial. Para ello, dividimos la rentabilidad necesaria para volver al punto inicial, dato que tenemos en la cuarta columna, entre la rentabilidad que ha perdido previamente nuestra inversión, que lo tenemos en la primera columna.
Lo verdaderamente interesante de este ejercicio, entre tanto número, es la última columna, pues en ella observamos cómo, conforme se aumenta el nivel de la pérdida sufrida, el esfuerzo necesario para que nuestra inversión vuelva a su valor inicial es mayor. Por ejemplo, para una caída de un 20% es necesario generar un 25%, pero para una caída de un 50% se hace necesario obtener un 100% de rentabilidad. Aquí radica la importancia de contener las pérdidas de nuestras inversiones, pues cuanto mayores sean nuestras pérdidas, más empinado se nos hará el camino para conseguir nuestros objetivos.
Dicho de otra manera, no es lo mismo perder el 50% de 100.000 €, que son 50.000 €, que ganar un 50% de 50.000 €, que se traducen en 25.000 €, por lo que seguiríamos en pérdidas. Para recuperar los 50.000 €, se hace necesario duplicar el valor de nuestra inversión tras la caída, o lo que es lo mismo, ganar 50.000 € u obtener una rentabilidad del 100%.
A continuación, puedes observar un ejemplo real con el índice de referencia MSCI ACWI NR EUR, que es una representación del mercado de renta variable global, medido en euros. Como podemos observar, entre 2008 y 2009 perdió un -52,42% de su valor. Sin embargo, en contra de lo que el pensamiento rápido nos pudiera llevar a pensar, para volver al punto inicial no es suficiente con volver a ganar la rentabilidad perdida, 52,42%, sino un 110,19%, pues el punto de partida de nuestra inversión es menor… ¡Esto no se logró hasta 2012!
Aquí también comprendemos por qué una cartera de inversión debe estar amplia y adecuadamente diversificada para compensar las caídas de algunos activos con las ganancias de otros. Así es cómo lo hacemos en Finletic, pulsa aquí y averígualo.
Estabilidad vs Volatilidad
Para demostrar que, a largo plazo, una cartera estable puede darnos más alegrías que una volátil, vamos a realizar un ejercicio teórico con estas tres inversiones:
- Inversión A: volatilidad anualizada de 10,0% / Rentabilidad simple anual: 2,76%
- Inversión B: volatilidad anualizada de 20,0% / Rentabilidad simple anual: 2,76%
- Inversión C: volatilidad anualizada de 30,0% / Rentabilidad simple anual: 2,76%
A modo ilustrativo, se muestran sus rentabilidades anuales durante 20 años:
EJERCICIO 1
Rentabilidad total invirtiendo el mismo importe cada año
Si al final de cada año recogemos las ganancias o las pérdidas, vemos que las tres inversiones al final de 20 años de inversión tienen:
- Misma rentabilidad
- Volatilidad diferente
En este caso, deberíamos escoger la inversión A porque conseguiremos la misma rentabilidad corriendo menos riesgos. Para justificar esto, no hay más que fijarse en que la inversión A es la que sufre menor grado dispersión de los rendimientos año a año. No obstante, las tres inversiones han alcanzado la misma rentabilidad acumulada al final del periodo.
EJERCICIO 2
Rentabilidad total reinvirtiendo las ganancias cada año
En este ejercicio invertiremos una cantidad inicial, 100.000 €, e iremos reinvirtiendo las ganancias de cada año, que es lo recomendable para poder beneficiarnos del efecto que el interés compuesto tiene en el valor de nuestras inversiones y no repondremos las pérdidas.
Como veremos a continuación en la tabla, la rentabilidad total de las inversiones se ha visto incrementada en todos los casos con respecto al ejercicio anterior, siendo mayor el efecto en la inversión menos volátil.
Pero, ¿cuál es la diferencia entre un ejercicio y otro?
En el EJERCICIO 1: los intereses generados no producen nuevos intereses. Los intereses se retiran y se reponen las pérdidas.
En el EJERCICIO 2: los intereses generados sí producen nuevos intereses. El capital invertido originalmente va creciendo y las ganancias y/o pérdidas se calculan sobre una base mayor. Las pérdidas no se reponen.
Como dijo Albert Einstein, el físico y científico más popular del siglo XX, el interés compuesto es la fuerza más poderosa del universo. Pero hay que usarlo de forma eficaz.
¿Qué hemos logrado con él aquí? Incrementar las ganancias en más de un 30% en todas las inversiones, como podemos ver en la tabla de abajo:
¿Qué nos ha aportado tener una inversión menos volátil (Inversión A)? Nos ha dado una mayor rentabilidad porque, cuando el mercado cae, no lo hace con tanta virulencia y el esfuerzo necesario para volver al punto inicial tras las diferentes caídas es menor.
Habrá momentos en los que las inversiones más volátiles tengan un mejor comportamiento, pero, a largo plazo, siempre habrá correcciones que, en un caso extremo, nos supongan una pérdida que requiera un gran esfuerzo recuperar. Eso hace que sea más conveniente tener una cartera menos volátil porque tendremos más probabilidades de alcanzar nuestros objetivos financieros.
El gráfico de abajo sostiene esta tesis. Ahí se muestra la evolución de las tres inversiones a partir de la rentabilidad compuesta, es decir, reinvirtiendo las ganancias cada año. Si nos fijamos en la inversión con menor volatilidad y la que tiene más volatilidad, vemos que hay una diferencia de más de 10.000 €.
No obstante, hay que tener en cuenta que se trata de un ejercicio teórico. Este asume que todas las inversiones obtienen la misma rentabilidad simple al término de los 20 años para poder observar el efecto de la capitalización compuesta.
De hecho, cuando por el camino nos encontramos que una de las inversiones más volátiles alcanza el nivel de la inversión A, es porque, en ese punto concreto, la rentabilidad acumulada simple, sin reinvertir las ganancias y reponiendo pérdidas, es mayor que la de la inversión A, y ya no estaríamos hablando de diferentes inversiones con la misma rentabilidad simple, que es el caso de nuestro ejercicio teórico.
Finalmente, si hacemos un zoom rápido en la evolución de las tres inversiones, podemos ver que la Inversión A es mucho más estable que las demás. Eso hace que, además de obtener una mayor rentabilidad, también obtenga una mayor rentabilidad por cada punto porcentual de riesgo que asume, medido por el Ratio de Sharpe.
Como ya hemos dicho, en este ejercicio teórico hemos supuesto que, pese a ser inversiones con diferentes volatilidades, todas tienen la misma rentabilidad simple tras 20 años.
Pero la realidad nos dice que, cuanto mayor sea la volatilidad de una inversión, mayor será la probabilidad de que surjan baches que desvíen del camino trazado. Por eso, si tenemos dos inversiones cuyo universo de inversión es el mismo, la más volátil tiene habitualmente una rentabilidad simple inferior, pues la volatilidad suele ser mayor en movimientos bajistas que alcistas.
Es por lo anterior que, si añadimos el efecto de la capitalización compuesta, se incrementa aún más la diferencia entre la rentabilidad de la inversión volátil y la estable.
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