A estas alturas, la invasión de Ucrania no coge a nadie por sorpresa, pero, aunque cueste por lo terrible de la situación en aquel país, hay que ser capaz de extraer y comprender las conclusiones de lo que está sucediendo en el ámbito de los mercados financieros.
Echando la vista atrás, la sucesión de acontecimientos que alteran nuestra tranquilidad es continua, si bien, nuestra cabeza tiende a traicionarnos, haciéndonos creer que es la primera vez que nos enfrentamos a escenarios de esta naturaleza, salvando las distancias, claro está.
Hoy es Ucrania, antes fue un confinamiento domiciliario impensable hasta marzo de 2020, una reedición de guerra fría (comercial) entre EE. UU. y China, el brexit, la cuasi quiebra financiera de los estados europeos, la desaparición de parte del sistema financiero… y, así, podemos seguir enumerando “catástrofes” de las que el mundo ha ido saliendo a lo largo de la historia.
Los mercados y los conflictos
En el siguiente gráfico, se observa el comportamiento de la bolsa mundial, medida por el índice de referencia MSCI ACWI, en escala logarítmica desde 1990, para poder observar los múltiples escenarios, que amenazan permanentemente la estabilidad mundial.
Nota: elaboración propia a partir de Morningstar.
De la misma manera, en los siguientes gráficos, se repasan algunos de los principales conflictos bélicos de los últimos treinta años, con la reacción a la baja de las bolsas y más importante, la recuperación de estos eventos. Las flechas verdes recogen los momentos iniciales de cada uno de estos conflictos, seguidos de la subida de los mercados, tras los momentos iniciales de pánico.
Nota: elaboración propia a partir de Morningstar.
Se desprende de estas imágenes que, con independencia del escaso impacto de algunas crisis y las consecuencias de todas estas, siempre complejas, las aguas terminan volviendo a su cauce. La lógica detrás de este comportamiento es simple: en el largo plazo, más allá de episodios puntuales de estrés de diversa índole, la economía termina creciendo, haciendo que las empresas generen beneficios y que, en última instancia, eso se traduzca en subidas de las bolsas.
La importancia de un proceso
Los gráficos anteriores sirven para recordar que el mundo siempre está expuesto a peligros con distinto origen y, que esto, va a seguir sucediendo. Una vez asumido que los riesgos son continuos, variados y casi siempre impredecibles, cobra especial importancia la necesidad de contar con un proceso bien definido a la hora de invertir. No vale tomar decisiones llevadas por el miedo o la euforia porque haya una guerra, el estallido de una burbuja o la aparición de un activo “rompedor”, sino que cualquier cambio debe estar previsto en una política de inversión firme.
Estas son algunas recomendaciones para evitar decisiones erróneas en tiempo y forma:
- Invertir por objetivos personales o familiares. Una política de inversión definida se adapta a las circunstancias personales actuales y futuras de cada uno, y solo un cambio en las mismas puede ser causa suficiente para modificar la composición de una cartera. De esta manera, se evitan alteraciones, llevadas por factores exógenos, como bien puede ser una guerra, pues como se expone en los gráficos, en el largo plazo estos terminan por suavizarse hasta el olvido.
- Segmentar adecuadamente objetivos inmediatos frente a lejanos. Al definir una política guiada por los objetivos de cada inversor, hay que identificar las necesidades inmediatas entre los de corto plazo, reduciendo al mínimo la volatilidad para, así, “asegurar” la cobertura de las necesidades del momento. Al contrario, los objetivos más lejanos en el tiempo implican no necesitar esos fondos hasta dentro de varios años, pudiendo asumir mayor riesgo, dado que la capacidad de recuperarse, al disponer de más tiempo, es elevada, como otra vez más, se ve en el comportamiento de la bolsa mundial del gráfico.
- Definir la política de rebalanceo. La cartera, por cambios a lo largo de la vida de los inversores o desajustes generados a raíz del comportamiento de los activos, debe ser rebalanceada de forma periódica, para no perder el foco en los objetivos definidos. El rebalanceo se debe implementar si el mercado nos ha separado de nuestro peso ideal por clase o subclase de activo, lo que nos ayudará a “comprar barato y vender caro”, eliminando la emoción de nuestras decisiones. Muy importante, para poder rebalancear correctamente, debemos tener cubiertos nuestros objetivos de corto y medio plazo.
- Invertir diversificado. Es recomendable estar expuesto a la economía mundial, de manera totalmente diversificada. Esto es clave y hace que únicamente tengamos una idea en nuestro patrimonio, que sea el crecimiento del mundo a nivel agregado y a largo plazo. El estar diversificado reduce enormemente el impacto de cualquier evento en una empresa, país o sector en nuestra cartera.
Conclusión
Lo que sucede hoy en Ucrania es, con la salvedad del drama humano que supone, parte de una larga lista de crisis, problemas o conflictos, a los que los mercados financieros han estado siempre expuestos. Y así va a seguir siendo en el futuro.
Sin embargo, y a diferencia de lo que pueda suponer la primera impresión, llevada esta por las emociones, estos mismos mercados han sido siempre capaces de dejar atrás los peores momentos y recuperarse, cuando no, han ascendido a nuevas cotas.
Así pues, los inversores deben, en primer lugar, aceptar que los riesgos son una parte inherente a las inversiones financieras, los cuales podrán tener un origen de lo más variado. Y una vez alcanzado ese objetivo, lo siguiente es formalizar un proceso perfectamente definido en el que las emociones, tanto positivas como negativas, deben estar acotadas para evitar una continua toma de decisiones irracionales.
La información difundida en este blog tiene una finalidad únicamente divulgativa. Cada persona es responsable de su política de inversión y Finletic no asume ninguna responsabilidad sobre sus acciones. La información está actualizada de acuerdo a la fecha que indica cada artículo.