Se estima que alrededor del 5% de la población mundial tiene miedo a las alturas, esa sensación que, en sus casos más extremos, puede producir mareos e incluso inmovilidad total. Somos animales de tierra y el miedo no deja de ser la reacción natural al escudo que utilizamos las personas frente a aquello que no conocemos o para lo que no fuimos diseñados, creándose la relación “desconocimiento-miedo-rechazo”.
Algo similar nos ocurre por defecto con las inversiones. No es habitual que nadie nos haya enseñado a enfocarlas debidamente desde jóvenes, de la misma manera que nuestra aversión natural a las situaciones adversas nos empuja a rechazar casi cualquier riesgo, por mínimo o controlable que este sea.
Al igual que en la vida, las bolsas atraviesan ciclos en los que, en algunos momentos, se alcanza la cima, mientras que en otros, se rozan niveles bajos. Ninguna de estas situaciones es intrínsecamente buena o mala, sino que forman parte de las reglas del juego para conseguir retornos superiores a los activos más defensivos, tales como pueden ser la liquidez, los depósitos o las Letras del Tesoro.
Antes de continuar, conviene entender en qué consiste invertir en bolsa, cuya lógica se basa en los siguientes principios fundamentales:
- El crecimiento económico: a lo largo de la historia, la economía ha progresado gracias al aumento de la población y la mejora del bienestar.
- El impacto en las empresas: si la economía va bien, entonces a las empresas también les va bien, por lo que crecen los beneficios.
- La conexión con la bolsa: invertir en bolsa no es más que comprar capital de las empresas, así que, si estas se benefician y sube su valor, las bolsas también crecerán. Solo una puntualización es que las bolsas, a diferencias de una Letra, no generan rendimientos de manera lineal a lo largo del tiempo, sino que tienden a sufrir impulsos al alza inesperados por catalizadores de lo más diverso, haciendo poco útiles las predicciones de corto plazo.
A través del siguiente gráfico se puede observar, con cierta perspectiva, cuál ha sido la evolución histórica de la bolsa de EE. UU. (S&P 500):
¿La bolsa ha crecido a lo largo del tiempo? Sí. ¿Va a seguir creciendo? Sí, rotundo. ¿Va a ser continuo y sin sorpresas? No, categórico. Como siempre ha sucedido, habrá subidas y bajadas, pero los mercados crecen el 70% del tiempo y, además, la fuerza de dichas subidas es superior a la de los descensos cuando bajan las bolsas.
En esta línea, una pregunta que surge habitualmente es si, estando en máximos de los mercados, es un momento conveniente para invertir. Asumiendo lo visto en el gráfico anterior, se puede extraer que, por definición, la bolsa tiene que pasar mucho tiempo en máximos históricos, reflejando la suma del crecimiento económico más el de la inflación. El que comprende esto tiene mucho ganado, pero aún le queda otra tarea, aún más compleja, que no es otra que vencer la tentación de querer anticipar sistemáticamente cuándo el mercado va a dejar de subir o bajar, también conocido como hacer “market timing”. Nadie duda que se puede acertar puntualmente, pero hacerlo siempre… difícil cuanto menos.
En el siguiente gráfico, reducimos el periodo de observación de lo que ha hecho la bolsa de EE. UU. a lo que ha venido haciendo desde 2019 hasta hoy, un espacio en el que hemos tenido prácticamente de todo, multitud de máximos históricos incluidos.
En este tiempo, el miedo a las alturas de invertir ha sido persistente como se puede observar. Al mercado le ha dado tiempo a caer, sufriendo descensos de envergadura en dos ocasiones concretas como fueron 2020 y 2022, sí, pero con todo, la tendencia está ahí, al alza con sus baches.
- Caso de 2019 - 2020. Desde enero de 2019 hasta febrero de 2020, la bolsa de EE. UU. se revalorizó un 37%, seguido por el desplome que produjo el Covid, que llegó al -35% en escasas semanas. Para añadir algo más de perspectiva, desde marzo hasta diciembre de ese mismo año, esta bolsa se recuperó con una subida superior al 60%, permitiendo cerrar el año en positivo aun con el pánico que se desató debido a la pandemia.
- Caso 2022 – 2024. En 2022 los mercados sufrieron un año especialmente negativo. ¿Es lo normal? No. ¿Sucede a veces? Sí. ¿Puede volver a darse? También. Lo que se observa en el gráfico es que, desde los mínimos del Covid hasta los máximos de inicio de 2022, la bolsa se anotó más de un 110%. Luego llegó la caída derivada de una agresiva subida de los tipos de interés con la que frenar el súbito aumento de la inflación. Fue un año difícil para la práctica totalidad de los inversores, pero la realidad es que, desde entonces, la bolsa ha ido recuperando su senda, dejando atrás no solo las pérdidas de 2022, sino batiendo nuevos máximos de forma continuada.
Que en algún momento habrá una nueva crisis de mercado es innegociable; lo que nadie puede predecir con certeza es cuándo ocurrirá, qué la desencadenará o cuánto durará. Sin embargo, la historia ha demostrado que, pese a los altibajos, el crecimiento sigue siendo una constante. La duda que se plantea en ocasiones es: ¿Resulta más acertado salir en las caídas y volver a entrar después? ¿O es preferible mantenerse invertido capeando el temporal? Con lo visto hasta ahora, por norma, la segunda opción suele ser la más rentable, pues ninguno sabemos si una corrección breve es la antesala de una grande, así como tampoco existe la certeza de si la recuperación del mercado es temporal o definitiva.
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