Cómo la inversión pasiva se come a la activa
Si los mercados siguen la tendencia pronosticada por Moody’s Investors Service, la inversión pasiva se comerá a la activa en los Estados Unidos en 2021. Su crecimiento sostenido se ha visto impulsado por sus bajos costes y buenos resultados, frente a la activa, que no ha sabido reaccionar. Esta es la historia de la inversión pasiva, que imita a un índice de referencia, vs la activa, que intenta batir al mercado mediante la selección de valores concretos.
El cóctel amargo
La combinación de la guerra de los costes de gestión y el rendimiento de los activos, ha creado la atmósfera propicia para el auge de la inversión pasiva, más barata y con resultados más atractivos que la activa. “Es un cóctel amargo para una industria que nunca tuvo que preocuparse por los costes fijos, las comisiones o que le llegara el dinero”, afirma Ben Phillips, investment management chief strategist en la consultora Casey Quirk, una unidad de Deloitte Consulting LLP.
“Le ha pillado por sorpresa a toda la industria. Nadie lo vio venir. Suena un poco simple, pero a nadie se le ocurrió ser el primero en ir a ver qué pasaba”, añade Phillips. Los inversores sí que miraron y se han ido pasando a la inversión pasiva poco a poco, pero de forma firme y sostenida. El gráfico de abajo muestra cómo en 2018 la inversión pasiva llegaba a sumar el 33% del mercado estadounidense, el 31% del asiático, el 19% del europeo y el 11% del canadiense.
Bueno, bonito y barato
Desde que en 1976 naciera el First Index Investment Trust, el primer fondo indexado para inversores particulares creado por el padre de la inversión pasiva, John Bogle, ha llovido mucho y casi siempre a favor de Bogle.
Bogle, uno de los grandes inversores del siglo XX, descubrió que la inversión activa no era tan buena como se pensaba, que no conseguía batir los mercados en el largo plazo y buena parte de la culpa la tenían sus costes. Con su First Index Investment Trust puso en práctica su teoría: si no se puede batir al mercado, imitémoslo para conseguir su misma rentabilidad.
Así nació la inversión pasiva, que invierte en los valores de un índice de referencia o en una muestra de sus valores que tienen un comportamiento agregado muy similar. Esta estrategia permite invertir en un elevado número de compañías con un coste muy reducido, minimizando el riesgo particular de cada una de ellas.
Los vehículos de inversión más conocidos para seguir esta estrategia son los fondos de inversión indexados y los ETFs (exchange-traded funds o fondos de inversión cotizados). En Finletic optamos por utilizar los primeros por ser productos más eficientes desde el punto de vista fiscal para un residente fiscal en España.
Desde los años setenta la inversión pasiva ha ido ganando terreno a la activa, pero no fue hasta 2008 cuando llamó la atención generalizada de los inversores. Fueron muchos los que volvieron los ojos hacia este estilo de inversión tras sufrir las penurias de la crisis financiera en sus propias carteras y así fue ganando cada día más terreno a la activa con una sucesión de datos y análisis que la avalan.
En 2014 un estudio de Lipper Analytic Services y Vanguard Group ya dejó claro que tienes más probabilidades de obtener mejores resultados y rentabilizar tu dinero con fondos pasivos que con los gestionados activamente. Los fondos pasivos son más baratos de gestionar, por lo tanto, tienes menos costes y puedes rentabilizar tu dinero a mayor ritmo, gracias a que el efecto capitalización es superior a largo plazo.
En 2017, Warren Buffet, uno de los inversores más grandes del mundo, dio su bendición oficial a la inversión pasiva. Lo hizo cuando invitó a Bogle a su Junta General de Accionistas y le rindió homenaje con estas palabras: “Por favor Jack [como se le conocía a Bogle entre los amigos], levántate. Ante ustedes está posiblemente la persona más influyente del siglo XX en el mundo de la inversión. Ha contribuido a ahorrar decenas de miles de millones en comisiones a los inversores de todo el mundo y lo ha hecho de forma altruista. Gracias, Jack”.
Los números cantan
En septiembre de 2019, el volumen de activos estadounidenses gestionado de forma indexada sumaba $4,37 trillones (4,37 billones de euros) frente a los $4,27 trillones (4,27 billones de euros) de fondos y ETFs gestionados de forma activa (actively managed mutual fund and ETF assets), según el informe Morningstar US Funds Flows.
El informe SPIVA (S&P Indices Versus Active) de mediados del año pasado es bastante directo. Ahí se indica que el estudio se ha diseñado para "mostrar la consistencia de los retornos de los gestores de acciones y bonos. Irónicamente, estas investigaciones normalmente revelan la inconsistencia de la gestión activa tanto en los periodos cortos de estudio como en los largos.
Esta falta de persistencia en batir a sus respectivos índices permanece omnipresente en el informe de medio año de 2019 (ver el gráfico de abajo). Durante los últimos 15 años hasta junio, un número elevadísimo de gestores activos domésticos cayeron repetidamente por debajo de sus índices S&P. (Fíjate en cómo la diferencia se hace más grande cuanto más grande es el periodo de tiempo estudiado)".
El 87,76% de los gestores activos de todos los tipos de fondos estadounidenses quedaron por detrás de su índice durante los últimos 15 años (análisis con datos hasta el 30 de junio de 2019).
En los mercados internacionales la tendencia fue similar, la tabla de abajo, que también se realizó con información del informe SPIVA, reveló que más del 90% de los gestores internacionales de fondos quedaron por detrás de sus respectivos índices de referencia de S&P.
Como decía Mr. Bogle, fallecido el 16 de enero de 2019, “no busques la aguja en el pajar. Compra el pajar”.
Gracias, Mr. Bogle.
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