Qué siente un inversor al invertir su dinero
Un inversor sabe que su dinero está sujeto a ciclos económicos con sus fases de recuperación, expansión, auge, recesión y depresión. Pero ¿sabe que sus emociones van a subirse a una noria? ¿que va a ir de la euforia a la depresión y vuelta a empezar?
Los inversores más experimentados ya lo conocen y los novatos irán descubriendo poco a poco estas fases que forman el ciclo emocional del inversor y que dibujan lo que siente al invertir su patrimonio.
Resistencia
El ser humano teme el riesgo o la incertidumbre, teme equivocarse, por eso le cuesta tomar decisiones. Por eso se resiste a invertir, porque es un campo desconocido y cargado de riesgos.
Lo que ocurre es que, si no invierte, perderá irremediablemente poder adquisitivo por el efecto de la inflación y los impuestos, y cada día se irá empobreciendo.
En general, preferimos morir despacio que sufrir vaivenes rápidos.
Entusiasmo, optimismo y euforia
Lo más habitual es que el inversor empiece a invertir por envidia de sus amigos o por darse cuenta de lo que ha dejado de ganar. Es decir, cuando el mercado está caro.
Cuando las primeras operaciones salen bien se entusiasma y cree que puede ganar mucho más. Las posibilidades son infinitas. Entonces se anima a invertir más, piensa: “¡qué fácil es esto!”
Sigue invirtiendo y su dinero crece como la espuma. Ha encontrado un tesoro y está emocionado.
Cuando llega a la cima del ciclo experimenta la euforia. Y esa es la fase más crítica por los peligros que conlleva. Cree que es el rey Midas, que todo lo que toca se transforma en oro, que puede vencer al mercado sin cometer errores.
Recurre a inversiones de alto riesgo para lograr objetivos más ambiciosos a corto plazo y, en el camino, olvida los riesgos asumidos. Es justo en este momento cuando debe ser disciplinado, seguir un proceso y buscar minimizar los errores en la medida de lo posible.
Ansiedad y miedo
El mercado ya no responde como el inversor espera y tiene sus primeras pérdidas. Vive pegado a la pantalla de su ordenador, tablet o smartphone buscando señales que le indiquen por dónde van a ir los mercados, pero no las encuentra. Es ahí cuando experimenta sus primeros brotes de ansiedad, aunque sigue pensando que todo mejorará si le da tiempo, que hay que apostar por el largo plazo.
Los días pasan y los mercados dejan de ser divertidos. Ya no ve tan claro su futuro como inversor y empieza a preocuparse por las pérdidas. Hay una mezcla de miedo y desesperación, no quiere perder su dinero, pero tampoco puede darse por vencido.
Capitulación, depresión y esperanza
Pierde el control. Está desorientado y se siente impotente. Solo ve pérdidas y a regañadientes tira la toalla, pensando que es mejor salvar los muebles que arruinarse. El pánico lo invade todo y empuja a ventas masivas. Tras la vorágine de los mercados, llega la calma y con ella la depresión del inversor que ha perdido una buena cantidad de su dinero.
El inversor se rinde. Aunque es ahí cuando se marca el punto de máxima oportunidad financiera. Si sabe controlarse, si es fuerte y analiza lo que hizo mal, si aprende de sus errores asumiéndolos y aceptando las pérdidas, puede volver a los mercados, puede intentarlo de nuevo con toda su experiencia acumulada.
Y así se inicia de nuevo el ciclo emocional vicioso del inversor. Pero hay salvación.
Hay tres reglas de oro que todo inversor debería seguir para librarse de su ciclo emocional, o para, al menos, llevarlo todo mucho mejor:
1.- Establecer una estrategia de inversión
Debes fijarte unos objetivos y unas guías (no sujetos a cambios ni caprichos) para alcanzarlos. Así será más difícil que tomes decisiones precipitadas o erróneas.
2.- Mantenerse fiel al plan
Debes mantenerte fiel a tu plan y ser paciente. Si echas la vista atrás y te fijas en las estadísticas financieras verás que los mercados registran caídas y subidas cíclicas.
3.- Diversificar
Invierte en una variedad de productos en distintas zonas geográficas y sectores económicos porque así minimizarás el riesgo de invertir en un solo producto.
Por supuesto, si no te sientes con fuerzas o ganas para hacer tus propias inversiones siempre puedes recurrir a empresas especializadas. Finletic es una de ellas. Tú nos dices qué es lo que quieres (jubilarte, comprar una casa...) y nosotros invertimos tu dinero de forma inteligente y eficaz para ayudarte a alcanzar esas metas. ¿Tienes alguna duda? Pulsa aquí y pregúntanos.
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